Año nuevo Aymara
Los calendarios Aymara, Quechua, Likan Antai, Rapa Nui y Mapuche, consideran la
observación de los movimientos del Sol, la Luna y los diversos fenómenos astronómicos para guiarse en los
momentos que debían iniciar las diversas faenas agrícolas y ganaderas, como
siembras, cosechas y esquilas en el caso de los camélidos andinos. Es
por esto que el 21 de Junio, día del
Solsticio de Invierno, celebran el año Nuevo.
De esta manera, por ejemplo, el pueblo mapuche celebra el We Tripantu, los quechuas el Inti Raymi, el pueblo aymara el Machaq Mara y el rapa nui el Aringa Oro o Koro.
En esta
fecha el astro sol (Tata Inti para los
aymaras), se encuentra lo más distante de la tierra, es el periodo en que
se registran el día más corto y marca la finalización del año agrícola y el
inicio de un nuevo ciclo, una nueva época de siembra. Este calendario aymara está referido a tres
estaciones, Había un calendario anual
con tres estaciones que marcan el año agrícola: Juypipacha: Época de
heladas y procesamientos de tubérculos. Awtipacha: Época de seca y siembra.
Jallupacha: Época de lluvias y maduración de los cultivos. Cada
una de estas estaciones agrícolas tienen sus celebraciones, sin embargo la
mayor celebración en el mundo andino es el año nuevo. Con el tiempo estos ritos ancestrales se fueron mezclando con los
cultos traídos por los españoles, en especial el cristianismo en la fe
católica. Por esto muchos Aimaras celebran esto el 24 de Junio, día de San
Juan.
Los abuelos
cuentan que en tiempos antiguos en esta fecha en la zona del altiplano se
quemaban grandes extensiones de paja brava, señalando con ello que estaban
abrigando al sol, similar situación de los pueblos agricultores de la
precordillera, quema de guano y matorrales y restos de cultivos del ciclo
anterior. Si uno analiza más a fondo esta actividad cotidiana, vera en ella que
la quema de paja brava era para su renovación y de esta forma tener alimento
renovado para las llamas y en el caso de la precordillera, la quema servía para
limpiar los campos de cultivo y de esta forma iniciar el nuevo ciclo agrícola.
Su creencia
indicaba que si para el solsticio de invierno la luna aparece su fase llena, habrá un buen
año en lo que se refiere a la fertilidad humana y animal, pero será un año
frío. Si la luna o el sol son observados con una aureola o “arco iris” o
“casa”, se pronostica un año lluvioso, particularmente en verano, y/o muy frío.
Hoy, y primera vez en 70 años, el solsticio
de invierno coincidió con la presencia de una Luna llena.
Si pudiéramos transmitir a nuestro hijos algo
de esta sabiduría y de su respeto a la tierra, a la Pachamama, nuestro hijos
podrán heredar a sus propios hijos un planeta mejor que el que nosotros le estamos
heredando a ellos.
Fuentes: Boletín del Museo Chileno de Arte
Precolombino, Vol. 11, N° 2, 2006.
La tic Aymara, CONADI, Ministerio de Desarrollo Social,
Gobierno de Chile.
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