Valparaiso

Tuve que ir a Valparaiso a hacer unos trámites, y aproveché la tarde para pasear por el puerto. El día estaba ideal para caminar, nublado, sin frío, solo me faltó un poco de sol para las fotografías, pero no se puede tener todo. Pude recorrer el cerro Concepción y el cerro Alegre, subir por  uno de sus antiguos ascensores, aunque es un camino ya recorrido,  siempre tiene un encanto nuevo.



Dejé el auto en los estacionamientos bajo la Plaza Sotomayor, ($1.200 la hora y $7.000 el día), demoré un poco, estaba algo congestionada la entrada, pero quedé muy bien ubicada, tenía que ir a un edificio en esta misma plaza. Como todo día de semana se veía mucho movimiento, los trolebuses pasaban frente a mi y me preguntaban como este antiguo y tradicional medio de locomoción  ha logrado sobrevivir en el tiempo, y ahí estaban, funcionando desde principios de la década del 50. Son tan representativos de esta ciudad y de su gente que  en el año 2004 fueron declarados Monumentos Históricos.
En mi paso por la Plaza Sotomayor aproveché de fotografiar desde distintos ángulos en monumento a los Héroes de las batallas de  Iquique y Punta Gruesa durante la guerra del Pacífico, que es también la cripta donde descansan los restos de 22 de estos héroes, y entre ellos los del Capitán Arturo Prat. Es una obra magnífica y de grandes dimensiones, siempre visitada por los turistas, es una de las  postales más típicas del puerto. También la antigua intendencia y el tradicional Hotel Reina Victoria construido en 1902.
Monumento a los Héroes de Iquique

Antigua Intendencia

Hotel Reina Victoria

Restaurante Morena Bristo
Almorzamos en el restaurante Morena Bistro, en el tradicional barrio puerto,  a media cuadra dela Plaza Sotomayor, en la calle Cochrane 549. A la entrada nos recibía una máquina registradora, de metal toda labrada, perfectamente mantenida a pesar de los años y de las muchas cuentas que debe haber calculado; en el interior y sobre sus murallas de ladrillo a la vista colgaba numerosos  relojes antiguos, en una de sus ventanas una escafandra sobre una antigua máquina de coser llamaba la atención de los transeúntes. Un reponedor consomé y una sabrosa carne mechada fue mi elección, buena comida y buena atención, que nos permitió renovar fuerzas para luego seguir nuestro recorrido .  Es un acogedor rincón del puerto con buena comida, bonito  y buenos precios.
Cruzamos la plaza Sotomayor hasta un costado del edificio de la antigua Intendencia hasta el ascensor El Peral, pero estaba en reparaciones. Caminamos por la calle Prat, que luego se transforma en la calle Esmeralda, y a pocos metros esta en ascensor Concepción (Esmeralda 716), su estación esta al fondo de un pasillo angosto, es  de madera, de pisos que crujen, el  valor es de  $300, esperamos nuestro turno mientras vemos como los cables y poleas traen nuestro carro, en unos minutos estamos arriba, son carros de madera con ventanas amplias en las que se va asomando la panorámica del puerto mientras subimos entre el crujir del carro y el sonido de los cables. 
Arriba la estación recibe con tiendas de bellas artesanías y recuerdos. Llegamos al paseo Gervasoni donde esta el museo de Lukas, talentoso dibujante e ilustrador, desde este paseo se observa una bella vista del puerto y sus cerros, también esta el Hotel Gervasoni, antigua mansión con arquitectura de influencia europea y perfectamente conservada. Entramos sólo para conocer y nos recibieron con una grata sonrisa, entramos a un salón en le que parecía que el tiempo se hubiera detenido en el siglo XIX, de elegante mobiliario, de gran valor patrimonial. Llegamos a su terraza decorada toda de blanco y con una vista privilegiada. Nos detuvimos acá para tomar un café, conversar y disfrutar el momento y el lugar.

Hotel Gervasoni

Vista de la terraza del Hotel Gervasoni

Seguimos nuestro recorrido por las calles del cerro Concepción, con muchas tiendas de artesanía y arte, café y restaurantes, rincones y callejuelas decoradas con coloridos murales. En una de estas tiendas encontré uno de mis personajes favoritos, un cuadro pintado en acrílico de El Principito, cuando es llevado por una bandada de pájaros lejos de su pequeño planeta dejando sola a su rosa. No me pude resistir y lo compré, se lo llevo de regalo a de mis niños, El Principito es un libro hermosos y tan lleno de mensajes como las calles de estos cerros.


Entre subidas y bajadas llegamos al cerro Alegre, al paseo Baburizza, otro característico mirador de Valparaiso, donde se encuentra el Museo de Bellas Artes y donde esta la estación del ascensor El Peral, que esta en reparación, por lo que la bajada fue a pie,  por escaleras y pintorescos rincones. Aunque el paseo puede ser muy entretenido, no hay que olvidar que siempre es recomendable tener cuidado con los bolsos y máquinas fotográficas y tratar de no andar por lugares muy solitarios para evitar malos ratos. Llegamos nuevamente al plano de la ciudad,  al costado del palacio de justicia, con sus pilastras romanas y la estatua de la diosa Themis que mira hacia la plaza Sotomayor.

Palacio de Justicia

Fueron unas dos horas de un hermoso recorrido por estos cerros y sus coloridas murallas, donde en el aire se escuchan variados idiomas por la gran cantidad de visitantes que reciben y que nos permitió desconectarnos por un momento de la rutina y el trabajo. Este fue un paseo sin niños. 



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