Desde Putre al Salar de Surire. Julio del 2018.

Vicuñas en el Salar de Surire
Nuestra cabaña o "campamento base" estaba en Putre, acá alojamos 3 noches y desde acá partíamos nuestro recorrido cada día. La belleza del altiplano, sus cumbres nevadas y el Salar se ve aumentada por la soledad de los paisajes en esta parte del mundo. Aunque nos encontramos con muchos camiones ya que en el salar hay una extracción de Borax,  aún no tiene la invasión del turismo masivo, por lo que pudimos ver gran cantidad de animales cerca de los caminos , grupos de suris ( Ñandú del norte), guayatas ( ganso andino) muchos flamencos en el salar, viscachas y hasta un condor. La naturaleza fue generosa con nosotros en este día y mis hijos disfrutaron de toda esta fauna en su hábitat natural.


Tomamos desayuno sin apuro, yo preparé dos botellas grandes de agua donde vacié un tazón de agua de Chachacoma, hierba muy recomendada para prevenir la puna o mal de altura, ya que sabíamos lo importante que es tomar mucha agua durante todo el día, y mis hijos lo tenían super claro, por lo que la tomaban sin alegar. 

Partimos nuestro recorrido como a las 9:15 hrs, pasamos por la plaza para compra chicles y hoja de coca, otra receta para evitar la puna. Yo se los daba juntos, así es mas agradable que masticar solo la hoja de coca. Putre esta a 3.200 msnm y todos los lugares que recorrimos están sobre esa altura, por lo había que tomar todos los resguardos posibles por la altura, y afortunadamente nos resultó.

En el paisaje se ve algo de nieve aún, dos semanas antes de llegar, todo esto estaba nevado, el paisaje sobrecoge, en primer plano tenemos el nevado de Putre o Tapaaca y a lo lejos los Payachatas,  el Pomerape y el Parinacota, dos volcanes juntos que según la leyenda la naturaleza los puso acá en honor al amor de dos jóvenes príncipes de tribus enemigas y que fueron sacrificados para evitar que estuvieran juntos. Ahora están juntos para siempre, y dan un marco imponente a este frío paisaje altiplánico. 


Salimos de la carretera y comenzamos el camino de tierra pero en buen estado.  Sobre los 4.000 mt la vegetación cambia, aparece la paja brava, este  pasto  es la dieta principal de las vicuñas, que ya empiezan a aparecen en el camino y que las veremos durante todo el día. Estamos en la Reserva Nacional Las Vicuñas, en la provincia de  Parinacota.

Vicuñas
Canal Lauca

Atravesamos el canal Lauca, que nace en el lago Cota-Cotani, en el paisaje también aparecen los bofedales, zonas húmedas y de abundante pasto, y en los que vemos rebaños de alpacas y llamas, y a lo lejos, el pueblo de Micitume, caserío abandonado como muchos otros que veremos  en este viaje. Cruzamos lo que para nosotros es un riachuelo, es el río Chirigualla y vemos la primera pareja de Guayatas o ganzos andinos. 
Bofedal y rebaño de llamas y alpacas pastando.

Fotografiando una pareja de Guallatas
Guallatas o ganso andino.

En esta parte de Chile, los volcanes son una constante , le ponen límite a un paisaje que es sobre todo extenso, todo se ve lejos, los caminos terminan siendo una línea en la distancia, el cielo azul, el aire helado y puro, los colores tierra tienen cien matices. Es un paisaje donde nada impide la visual sólo la montaña de allá a lo lejos, muy lejos. Para conocer el altiplano se recorren muchos kilómetros diariamente, en la mañana se ve un volcán muy lejos y por la tarde ya puedes estar en sus faldeos y el paisaje ya tiene otra perspectiva.
Volcán Guallatire



Debo reconocer que a ratos me preguntaba que hacía yo, con dos niños y con un guía que no conocía, en medio de la nada, en estos caminos alejados de todo,  transitados sólo por camiones cargados de Borax y  seguramente ruta de  contrabandistas por las noches, donde sólo vimos unos 5 carabineros para un territorio de miles de km2. Cuando don Luis nos mostraba un cruce y nos contaba que tomando ese camino en un par de horas se llegaba a Bolivia, yo rezaba para que no doblara por el. ja ja Esto es parte de las anécdotas. Al planificar este viaje y cotizar, me dí cuenta que la oferta turística no era como en San Pedro de Atacama, que era la referencia que yo tenía, es muchísimo menor, las salidas se hacen sólo si se junta el número de pasajeros, que son principalmente extranjeros y para los primeros días de Julio aún no llegaban. Fue por esto que opté por un tour privado, con una agencia formal, que nos recogiera y nos dejara de regreso en Arica, con un guía que fue también nuestro chofer durante los 4 días, y que fue una gran compañía y  en amenas pláticas nos transmitió su conocimiento sobre estas tierras. 

Ya es medio día y hemos llegado al pueblo de Guallatire (lugar de guayatas), un caserío casi abandonado, con su iglesia y campanario tan típicos de los pueblos andinos. Hay un retén de Carabineros, donde pasamos a registrarnos, y un representante de Conaf. En la calle sólo vemos a un hombre mayor, quizás el pastor del rebaño de llamas y alpacas que se ve abajo en la quebrada, quizás un porfiado hombre de esta tierra que se niega a abandonar su pueblo, de piel curtida por el frío y por el sol, de sonrisa cálida y amable, le pone vida a estas solitarias y polvorientas calles, de un pueblo sólo inundado por el silbido del viento. Es un pueblo  construido de piedra y barro, son varias casas, pero se ve desabitado. Es triste ver como se ha ido despoblando esta zona, muchos vuelven a sus pueblos sólo para las festividades religiosas, y  llenan de música y color nuevamente sus calles.
Al frente tenemos el volcán Guallatire y nos sobrevuela un condor, nunca habíamos visto uno tan cerca !!!  los niños se volvieron locos sacando fotos, fue un momento mágico.
Iglesia de Guallatire
Aún queda nieve de las ultimas nevadas en Guallatire


Los camiones con Borax del Salar de Surire, al fondo el volcán Guallartire con su fumarola.
Condor 

Retomamos la ruta hacia el Salar de Surire, vemos gran número de animales, alpacas, llamas, vicuñas, guallatas y suris,   relativamente cerca del camino. Don Luis, nuestro guía, con su amable paciencia, nos permitió gozar de este paisaje sin apuro, parando cada vez que los niños lo pedían, ellos disfrutaron esta fauna que salió a nuestro encuentro durante todo el día, pero respetando las distancias para no alterar esta naturaleza hermosa. Siempre caminando lento, siempre tomando tragos cortos de agua con chachacoma, siempre disfrutando el paisaje.
Suris o ñandú andino.

Rebaños de llamas y alpacas.

Antes de llegar al salar nos detenemos nuevamente en un solitario retén de Carabineros de Chile, donde nuevamente nos registramos y donde amablemente nos facilitaron un baño. Don Luis nos explica que es bueno registrarse, para a avisar que se viaja por esa zona, por si ocurre cualquier imprevisto. Al frente ya tenemos la vista del Salar de Surire, una vista hermosa, donde la montaña se une con el lago y la sal.

A unos 4.200 msnm, hemos llegado al Salar, tenemos una vista impresionante de una gran laguna  de azul intenso, cercada por cerros, con vicuñas bebiendo en sus orillas, suris  y una gran cantidad de flamencos y otras aves en sus aguas. Nos detenemos cerca de los restos de un caserío abandonado, y acá almorzamos, con la mejor vista panorámica que un pic nic  pueda tener. Nos quedamos largo rato disfrutando de este silencioso, hermoso y frío paisaje, observados a distancia por un par de curiosas y desconfiadas viscachas.
Salar de Surire


Flamencos

Flamencos



Viscacha

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