Viaje al Valle del Choapa.

Sector de Chalinga, Salamanca.
Porque la vida corre muy rápido, los niños nos llenan todos los momentos, el trabajo y las preocupaciones nos cansan y hacen salir arrugas, es bueno parar un poco, darse tiempo para compartir, para descansar y para reír bajo las estrellas. Es por esto que organizamos un paseo sólo de "chicas". El lugar escogido fue la IV Región, en el valle del Choapa.



Partimos un Viernes por la Ruta 5 rumbo al Norte, sólo con la idea de pasar un fin de semana de descanso. El día estaba despejado, las lluvias del invierno dejaron un verde paisaje, El viaje lo hicimos sin apuro, primero pasamos a Pichidangui a comer unas ricas empanadas de machas a la orilla del mar. Ubicado a 197 Km de Santiago,  a orillas de una pequeña bahía, este balneario tenía la tranquilidad  que tienen estos pueblos costeros,  sin el bullicio de los veraneantes. Recorrimos algo sus calles, recordando veranos de adolescencia,  nos detuvimos a ver  su iglesia, enclavada en un  roquerío, a orilla de las olas , y seguimos nuestro camino. Un poco mas al Norte, nos detuvimos en Rustico, una tienda rural con bellos cactus y artesanías. A la salida vimos un corral con alpacas. después de las fotos de rigor, siempre pensando en mostrárselas a los niños al regreso, seguimos rumbo a Los Vilos. 

En Los Vilos, impresionante fue ver como lo que fuera su larga playa, estaba cubierta por el mar producto de el último terremoto. Esta es una ciudad donde se observaba mucho movimiento, ha crecido mucho. Visitamos en la costanera, un mercado gastronómico con numerosas pérgolas que son pequeños retorantes, con variada oferta de platos con productos del mar. Después de cotizar harto, no nos decidimos por nada, en realidad veníamos de comer empanadas en Pichidangui.
Cocinerías de Los Vilos




Una vez mas en la  carretera, ahora tomamos el desvío a Illapel, y después de algunos kilómetros comenzamos a subir la cuesta Cavilolen, es una sinuosa ruta,de 10 km de extensión y de gran altura. El paisaje es hermoso, aún verde antes que el calor de la primavera seque todas estas laderas. Hay que manejar con cuidado, suelen cruzarse animales en el camino, a nosotras se nos cruzaron unas vacas !, que las arreaban sin ningún apuro.
Vista desde la cuesta de Cavilolen.




Ya de noche, llegamos a Illapel, nos esperaba una querida amiga, la que ideo este viaje, este viaje en que nos reencontramos compañeras de universidad después de tanto años.


Nos espera una sesión de sauna y baños de agua caliente, en una tina de madera bajo las estrellas, teníamos un Salón de Belleza para nosotras solas !  entre picoteo, tragos, buena conversación y risas terminó un gran día.

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